El nuevo modelo basado en los principios del Espacio Europeo de Educación Superior, ha supuesto un cambio en los roles del profesorado. El perfil competencial del docente ha evolucionado desde una formación basada en la mera transmisión de conocimientos, donde lo más relevante era la complejidad y amplitud del conocimiento del docente, a un perfil más centrado en el estudiante, en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al analizar la literatura científica cabe destacar que dentro de este modelo competencial pre-pandemia, las habilidades interpersonales del docente universitario son identificadas como fundamentales por los estudiantes. Mientras que el docente sigue valorando el conocimiento y las habilidades pedagógicas. El objetivo de este trabajo es identificar si este modelo competencial ha sufrido modificaciones tras la pandemia por el covid-19, la cual entre otros aspectos, ha potenciado nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje y la adquisición de competencias clave en un contexto de Educación Superior dinámico, favoreciendo la calidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En este panorama actual cabe destacar que la pandemia ha acelerado el proceso de cambio en el perfil docente descrito, identificándose la necesidad de una formación continua en las tecnologías de información y comunicación (TIC), las Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento (TAC) y las Tecnologías para el Empoderamiento y la Participación (TEP) y en prácticas pedagógicas innovadoras, a través del uso de nuevas metodologías y recursos instruccionales que incentiven la implicación de los estudiantes. En definitiva, el rol docente ha cambiado, siendo necesario adecuarlo a las nuevas demandas, necesidades y exigencias del entorno en la educación superior y en la sociedad actual. Así, es relevante que los docentes adquieran una serie de competencias para abordar los retos que la educación superior plantea en la etapa Post-COVID, con miras a los nuevos roles que deben asumir los mismos.

El abandono universitario es un desafío a nivel global que puede ser explicado, en parte, por la interacción que se establece entre el estudiante y la institución educativa. Así, los estresores académicos, tales como la sobrecarga académica y la carencia de valor de los contenidos, pueden tener un papel relevante en el éxito o fracaso académico y, en consonancia, en el abandono universitario. Ahora bien, hay algunas formas de intervención para que docentes e instituciones educativas ayuden a prevenir o paliar dicho estrés. Una de ellas, es favorecer la potenciación de otras variables personales, como la adaptación al contexto, atenuando de esta forma las consecuencias negativas del estrés académico. Así, la presente ponencia tiene como objetivo estudiar el efecto moderador de la adaptación en la relación que se establece entre los estresores académicos y la intención de abandono universitario. Para ello se cuenta con una muestra de 404 estudiantes de nuevo ingreso. Se han realizado análisis de t de Student y de pendiente simple con el programa estadístico libre JAMOVI 2.3.26. Los resultados muestran que los estudiantes con intención de abandono presentan puntuaciones más altas en sobrecarga académica y carencia de valor de los contenidos. Asimismo, la adaptación muestra un efecto moderador y cuando el alumnado percibe niveles más altos de adaptación, la influencia de los estresores académicos sobre la intención de abandono es menor. Se concluye que la adaptación ayuda a moderar el estrés académico y cumple una función protectora frente a la intención de abandono. Agradecimientos: Este trabajo ha sido financiado por el Proyecto PID2022-141290NB-I00 (Proyectos de Generación del Conocimiento. Programa Estatal para Impulsar la Investigación Científico-Técnica y su Transferencia, del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2021-2023).

Varios problemas preocupan los gestores de las instituciones del espacio europeo de educación superior, siendo uno, el abandono de los estudiantes. El abandono de la educación superior se explica por una multiplicidad de factores personales y contextuales, es más frecuente en el primer año, debido en gran parte al impacto de la transición a la enseñanza superior. Las instituciones están comprometidas en garantizar las condiciones para la permanencia y éxito académico de los estudiantes. Esta ponencia presenta una experiencia de intervención con alumnos de grado en el área de Educación, en Portugal. Se realizaron sesiones con diferentes grupos de estudiantes y fueran analizadas: las demandas y las dificultades de transición; las dificultades personales de adaptación académica; y las dificultades de aprendizaje y el rendimiento académico. Se analizaron los datos del riesgo de abandono. Se verifica que la satisfacción de los estudiantes con la experiencia de intervención fue satisfactoria. Los estudiantes presentan una alta satisfacción con el acceso a los estudios superiores, con algún nivel de malestar emocional debido a las actividades académicas. Estos dados son importantes cuando se intenta implementar programas institucionales basados en evidencia científica teniendo en vista la facilitación de la transición y adaptación de los estudiantes a la enseñanza superior.

La entrada en la enseñanza superior va acompañada de desafíos diversos que, con mayor frecuencia de lo deseado, pueden llevar a dificultades de adaptación e incluso al abandono escolar. Las instituciones de Enseñanza Superior comienzan a percibir la necesidad de intervenir de forma estructurada diferente, adoptando para eso modelos que pueden incluir intervenciones como las tutorías, el apoyo psicológico, el apoyo pedagógico, entre otros. En esta ponencia pretendemos presentar el caso de una intervención realizada en una institución de Enseñanza Superior en el área de la ingeniería. Esta intervención implicó la creación de una unidad curricular de primer año, cuyos principales objetivos son la integración y la adaptación de los estudiantes a la institución educativa y al curso que frecuentan. También se incluyen otros objetivos, como el desarrollo de competencias de trabajo en equipo, la elaboración de trabajos escritos y el desarrollo de competencias de comunicación en público. La unidad curricular, desarrollada íntegramente a partir del trabajo de pequeños grupos, implica la realización de un proyecto a lo largo del semestre acompañado por la frecuencia de pequeños seminarios y workshops. En esta ponencia describiremos esta experiencia y presentaremos algunas conclusiones extraídas después de 5 años de inclusión de esta unidad curricular.