Las personas pertenecientes a minorías sexuales, como es el caso de personas homosexuales y bisexuales, siguen estando expuestas a numerosas situaciones de discriminación derivadas de la homofobia y de la cisheteronormatividad imperante en la sociedad. Esto hace que estas personas vean afectada su salud mental, encontrándose evidencias de elevados niveles de ansiedad y depresión, así como afectando claramente a la propia autoaceptación de la identidad. Sin embargo, hay estudios que demuestran que determinados aspectos psicosociales pueden amortiguar el efecto de la homofobia en las minorías sexuales, como es el caso de la resiliencia (Zayas et al., 2024). Cuando se define la resiliencia hay un consenso entre los autores, sobre la necesidad de haber experimentado situaciones adversas, para el desarrollo de la misma. Por eso, el objetivo del presente trabajo es identificar si haber sido víctima de situaciones de homofobia en una muestra de personas homosexuales y bisexuales presentan mayores niveles de resiliencia. La muestra está compuesta por un total de 139 personas homosexuales y/o bisexuales. Se les administró un cuestionario creado ad hoc para medir las experiencias vividas de discriminación y percepción homofobia, y la Escala de Resiliencia de Wagnild y Young (1993) en su adaptación al castellano por Novella (2003). Los resultados muestran que aquellas personas que han vivido situaciones de agresión, discriminación y tienen mayor percepción de homofobia en su entorno, han desarrollado mayores niveles de resiliencia, así como en las dimensiones de ecuanimidad, confianza en sí mismo, satisfacción personal y sentirse bien solo. Por lo que concluimos que es importante crear programas de intervención psicológica en personas que han sido víctima de situaciones homofóbicas y puedan presentar una afectación psicológica derivada de las mismas, a través del fomento de la resiliencia.

Introducción: La imagen corporal es un constructo que incluye la percepción del cuerpo y de su movimiento, así como los pensamientos, sentimientos y comportamientos relativos al mismo. La percepción sobre la propia figura, y cómo encaja o no en los estándares impuestos por la sociedad, son aspectos que inciden en una posible insatisfacción hacia la misma. Además de estas influencias sociales, en el afrontamiento de la insatisfacción con el propio cuerpo, la inteligencia emocional ha demostrado ocupar un lugar relevante. Objetivos: Analizar la capacidad explicativa y predictiva de las dimensiones de inteligencia emocional percibida-atención, claridad y reparación emocional- sobre la insatisfacción corporal. Método: Participaron un total de 204 mujeres con una edad comprendida entre los 18 y 35 años (M = 23.75; DT = 3.60). Se administró la Escala Rasgo de Metaconocimientos sobre Estados Emocionales (TMMS-24) y el Cuestionario sobre imagen corporal (BSQ). Se llevaron a cabo estadísticos descriptivos, correlaciones bivariadas y análisis de regresión lineal mediante el software SPSS. Resultados: Los estadísticos descriptivos reflejaron una preocupación leve por la imagen corporal y una adecuada inteligencia emocional percibida. Las correlaciones bivariadas indicaron que sólo la claridad emocional se relacionó de forma estadísticamente significativa con algunas subdimensiones de la insatisfacción corporal, mostrando, además, capacidad explicativa y predictiva sobre las mismas. Específicamente, se relacionó negativamente con la preocupación por el peso en conexión con la ingesta (p = .04), con los aspectos antiestéticos de la obesidad (p = .01), y con el empleo de vómitos o laxantes (p = .03). Conclusiones: La capacidad de comprender las emociones con claridad podría actuar como un factor protector en la prevención de la insatisfacción corporal en mujeres.

El estrés laboral se considera un problema preocupante a nivel sanitario, social y económico, ya que no sólo tiene efectos sobre la salud física y mental de los/as trabajadores/as, sino también sobre el absentismo, rendimiento y productividad de los/as mismos/as. Por otra parte, encontramos diversos recursos personales que pueden actuar como protectores de la salud de las personas, como es la inteligencia emocional, entendida como la capacidad de los individuos de atender, discriminar, y reparar las emociones. En este sentido, la presente investigación tiene como objetivos: analizar la relación entre la inteligencia emocional percibida (IEP) y el estrés laboral, así como conocer el efecto de la IEP sobre el estrés en trabajadores/as. Para ello, participaron en el estudio 150 personas trabajadoras cumplimentando el Trait Meta-Mood Scale 24 (TMMS-24) y la Escala Laboral de Estrés (ELE). Los resultados determinaron que existe una fuerte asociación entre algunas dimensiones de la IEP y ciertas dimensiones del estrés laboral. Además, se demostró que algunas dimensiones de la IEP ejercen un efecto directo sobre diversas dimensiones del estrés ocupacional tales como conflicto de rol, incompetencia, y falta de recursos. Por tanto, la IEP podría considerarse una variable a tener en cuenta para la prevenir y reducir el estrés en el ámbito laboral. Se establece así la necesidad de que las instituciones y empresas apuesten por el entrenamiento en competencias emocionales, pudiendo de esta forma promover la salud de sus trabajadores/as y reducir sus niveles de estrés.

El modelo de estrés de las minorías propuesto por Meyer (2003) aborda la relación entre la discriminación y el acoso sufrido en personas LGB y el desarrollo de malestar psicológico, depresión, ansiedad, etc. Una de las variables a tener en cuenta en la relación entre la discriminación y el malestar psicológico es la ocultación de la orientación afectivo-sexual, la cual presenta resultados heterogéneos en los diferentes estudios sobre si se presenta como factor de riesgo o protección (Pachankis et al., 2020). Por ello, se pretende realizar un análisis descriptivo sobre la respuesta emocional en personas LGB a través de un cuestionario creado ad hoc en el que se preguntaba sobre si hablaba abiertamente sobre su orientación sexo-afectiva y una escala tipo Likert en el que respondieran sobre su situación emocional en una muestra de 109 personas (Media=24,35; DS=26,00). Los resultados muestran un mayor nivel de alegría (Media=3,91) con respecto a emociones como tristeza y culpa. Se concluye que la expresión de la orientación sexo-afectiva podría ser un indicador de bienestar psicológico, probablemente ligado al nivel de autoaceptación, recomendándose, por tanto, de cara a futuras investigaciones llevar a cabo estudios correlacionales que corroboren dichos resultados, así como plantear programas de intervención destinados a fomentar la reafirmación de la identidad y la orientación sexual, así como su expresión fuera del ámbito privado.

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) se ha establecido como un abordaje elegible en una gran variedad de problemáticas y condiciones. Este enfoque aborda la inflexibilidad psicológica, la cual puede conllevar a la presencia de malestar psicológico. Se ha evidenciado que los progenitores de menores con trastornos del neurodesarrollo presentan inflexibilidad psicológica, general y parental, y programas desarrollados bajo el prisma de la ACT podrían beneficiar la flexibilidad y el bienestar psicológico. En este estudio se utilizó un diseño cuasiexperimental con una muestra no aleatoria de 15 tutores, con una media de edad de 43.87 (DTEdad = 11.48), de menores con trastornos del neurodesarrollo (TEA y TDAH), quienes participaron en un taller grupal de 3 horas distribuidas en un mes. 12 de los tutores realizaron una evaluación de seguimiento a los 3 meses (MEdad = 42.58, DTEdad = 9.75). Se aplicaron análisis de normalidad, correlación y comparación de medias, y se evaluó el bienestar psicológico, flexibilidad psicológica general y parental y orientación vital. Los resultados de este estudio mostraron que el taller fue parcialmente efectivo al mejorar dos de los tres subfactores de la flexibilidad psicológica parental y en reducir el malestar psicológico. Los beneficios obtenidos en el bienestar psicológico y en uno de los subfactores de la flexibilidad psicológica parental se mantuvieron en el seguimiento. La tasa de adherencia al programa fue alta. Este resultado sugiere que los participantes encontraron el programa accesible y útil. Aunque los resultados son prometedores, es necesario realizar más investigaciones para confirmar estos hallazgos y explorar el impacto a largo plazo de la intervención. En resumen, nuestro estudio sugiere que un taller breve basado en la ACT puede ser beneficioso para mejorar la flexibilidad psicológica y reducir el malestar psicológico entre los progenitores de niños con trastornos del neurodesarrollo.

El presente estudio preliminar tiene como objetivo explorar la relación entre el uso excesivo del teléfono móvil, el abuso de redes sociales y las estrategias de afrontamiento en adultos jóvenes. Se utilizó un diseño transversal con una muestra no probabilística de 94 participantes 58 mujeres y 36 hombres), con edades comprendidas entre los 18 y 30 años. Se emplearon diversos instrumentos de medición, como el Inventario de Breve de Afrontamiento (COPE-28), el Cuestionario de Adicción a Redes Sociales (ARS) y el Smartphone Addiction Scale-Short Version (SAS-SV), para evaluar el afrontamiento, el abuso de consumo de redes sociales y la adicción al móvil, respectivamente. Los resultados revelaron una correlación significativa entre el uso excesivo del móvil y el consumo de redes sociales con el uso de estrategias de afrontamiento desadaptativas. En concreto, se hallaron relaciones significativas entre dimensiones del afrontamiento desadaptativo, como la desconexión y la autoinculpación, asociadas al uso excesivo del móvil. Estos hallazgos sugieren que las estrategias de afrontamiento desadaptativo utilizadas normalmente por los jóvenes pueden servir como un indicador de un mayor abuso de los teléfonos móviles y de las redes sociales. Pese a los resultados iniciales de este estudio, es necesario profundizar en la relación entre el malestar psicológico y el uso excesivo del teléfono móvil y las redes sociales mediante investigaciones futuras que tengan en cuenta la direccionalidad de esta relación y siente las bases para la prevención e intervención en esta problemática.

El modelo de estrés de las minorías de Meyers (2003) explica la violencia que enfrentan las personas homosexuales y bisexuales (LGB) por pertenecer a una minoría sexual, debido a los prejuicios y estereotipos que este grupo enfrenta. Por otra parte, el enfoque interseccional de Crenshaw (1989) describe también que la sociedad puede estar estratificada al analizarse diversas desigualdades que conforman la identidad de cada persona así como estas interactúan con los diferentes sistemas sociales, como el nivel socioeconómico y de estudios. El presente estudio pretende analizar, desde la perspectiva interseccional, cómo las variables situación socioeconómica y nivel de estudio influyen en el bienestar psicológico. Por ello, se ha realizado un estudio con una muestra total de 139 sujetos, con una media de edad de 24'64 (SD=5'44). Para la medición de las variables se ha usado la escala de bienestar psicológico de Ryff en su adaptación española (Díaz et al, 2006). Los resultados demuestran una existente correlación entre el nivel socioeconómico, nivel de estudios y la autoaceptación. Como conclusión, el nivel socioeconómico y el nivel de estudio influyen como variables a tener en cuenta en el nivel de aceptación de las personas en cuanto a su orientación sexual en personas lesbianas, gais y bisexuales.

Existe evidencia empírica que respalda el modelo de estrés de las minorías propuesto por Meyer (2003). Éste plantea que las minorías sexuales, como es el caso de las personas LGB, se enfrentan a problemas psicológicos específicos debido a la discriminación que sufren por el hecho de pertenecer a una orientación sexual históricamente estigmatizada como es ser lesbiana, gay o bisexual. En este sentido, consideramos interesante explorar el impacto que en los niveles de ansiedad tiene la educación sexo-afectiva recibida por estas personas. Para ello, se ha llevado a cabo un estudio correlacional en una muestra de 139 personas LGB con una media de edad de 24,65 (DT= 5,44). Para ello, se administró un cuestionario ad hoc que evaluaba cuestiones sociodemográficas y la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HADS) (Zigmond y Snaith, 1983), para medir el nivel de ansiedad y depresión. Los resultados muestran una correlación estadísticamente significativa entre la percepción de haber recibido una adecuada educación sexo – afectiva y los niveles de ansiedad padecidos. Esto demuestra que las personas LGB con una mayor sensación de educación en materia sexo-afectiva evidencian un incremento en los niveles de síntomas ansiosos. Tras ello, concluimos que las causas de este hecho estriban en los contenidos que conforman el repertorio formativo en dicha temática, de corte binario, heteronormativo y carente de una perspectiva que incluya la diversidad afectivo-sexual. Esta falta del enfoque de la diversidad provoca que las personas LGB continúen sintiéndose en los márgenes, invisibilizadas y perpetuando su desconocimiento en torno a su sexualidad, generando todo ello unos mayores índices de ansiedad.