La sociedad actual demanda personas versátiles con capacidad de adaptación a diferentes contextos y situaciones, que puedan cuestionar, analizar problemas y resolverlos de manera efectiva y con relativa inmediatez. Para que eso sea posible, es necesario que desde edades tempranas se fomente el pensamiento crítico y consciente en el aula. En este sentido, el nuevo paradigma educativo aboga por estrategias y metodologías activas, entre las que se encuentran el Aprendizaje Basado en el Pensamiento y el Critical Thinking (entre otros), que sirven para preparar al alumnado a tales efectos. El objetivo del presente trabajo consiste en evidenciar cómo el pensamiento crítico requiere que el alumnado sea consciente de la realidad, la problemática o la situación a analizar o sobre la que actuar con el fin de ofrecer soluciones efectivas. Para ello, se llevará a cabo, inicialmente, un estudio basado en la revisión bibliográfica de investigaciones recientes y así poder determinar si el Aprendizaje Basado en el Pensamiento, como metodología activa, y el Critical Thinking, como estrategia, permiten desarrollar el pensamiento crítico y consciente del alumnado. En una segunda fase, partiendo de los datos obtenidos con anterioridad, se realizaría un análisis sistemático con el propósito de poder corroborar esa información. Los resultados obtenidos en la fase inicial revelan que el uso de la metodología y la estrategia señaladas en este estudio contribuyen significativamente al desarrollo de la capacidad crítica y consciente del alumnado desde edades tempranas.

Los nuevos planteamientos educativos traen consigo la exigencia de aplicar metodologías activas y participativas a través de las cuales el grado de implicación y motivación del alumno se vea incrementado para así alcanzar niveles de aprendizaje consciente y significativo del educando. Es aquí donde la gamificación, a través del juego, adquiere especial relevancia como metodología que favorece el desarrollo competencial, invita a la reflexión para tomar consciencia del aprendizaje y, finalmente, fomenta el pensamiento crítico, así como la creatividad, la autonomía, la capacidad de análisis y la resolución de problemas. Por todo ello, el objetivo del presente trabajo consiste en esbozar qué papel tiene la gamificación como metodología para promover el aprendizaje consciente y significativo del alumnado. Igualmente, se pretende analizar la forma en la que dicha metodología puede servir como estrategia de neuroaprendizaje para el desarrollo de habilidades fundamentales que contribuyan a la correcta integración del alumnado en la sociedad actual. A través de una metodología cualitativa de corte descriptivo, se realizará un análisis bibliográfico con el fin de poder interpretar el objeto de estudio del presente trabajo. La revisión bibliográfica que se propone es secuencial; en ella se avanza a lo largo de dos temas fundamentales: la gamificación como metodología innovadora que se puede utilizar en diferentes áreas del currículo y el aprendizaje consciente y significativo. Los resultados revelan que la gamificación es una metodología que realmente permite lograr los objetivos propuestos y que, desde el punto de vista neurológico, mejora el aprendizaje tanto consciente como inconsciente.

En la presente ponencia se pretender abordar la relevancia del rol docente en el marco de la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE). Este marco legal, aprobado hace 4 años, establece un modelo educativo más equitativo e inclusivo, que promueve la eliminación de barreras al aprendizaje y la participación de todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades o contextos. El docente, en este nuevo paradigma, se convierte en un facilitador del aprendizaje personalizado, centrado en las necesidades individuales del alumnado. Debe fomentar un entorno de respeto y diversidad, promoviendo una educación que no solo se enfoque en los contenidos, sino en el desarrollo integral de cada estudiante. La LOMLOE enfatiza la importancia de que los docentes adquieran competencias en pedagogía inclusiva, el uso de metodologías activas y la evaluación formativa para garantizar que todo el alumnado progrese. En este sentido, el papel del docente no se limita a impartir conocimientos, sino que implica una labor de mediación, orientación y acompañamiento, donde la colaboración con otros profesionales educativos y las familias se vuelve fundamental. Además, se destaca la importancia de la formación continua del profesorado para adaptarse a este nuevo contexto educativo y fomentar una educación inclusiva que valore la diversidad como una riqueza y no como una barrera. De este modo, los docentes son clave para transformar y humanizar la educación en un entorno inclusivo.

En la escuela infantil se trabaja, sobre todo, por rutinas, siendo los hábitos cotidianos los contenidos protagonistas de la jornada: es en ellos en los que se dedica la mayor parte del tiempo que el alumnado pasa en la escuela. A partir de la educación de esos hábitos se puede ayudar al alumnado a asentar las competencias clave recogidas en el currículo, pues los momentos de la comida y del aseo se convierten en un contenido curricular que sobrepasa la respuesta ante la necesidad asistencial de alimentación e higiene, convirtiéndose en rutinas cargadas de oportunidades pedagógicas, que requieren que la persona adulta que acompaña dichos momentos utilice estrategias que permitan al alumnado desarrollar su aprendizaje consciente e integral desde la participación activa. Se trata de diseñar situaciones de aprendizaje centradas en estos hábitos cotidianos, donde la comunicación e interacción con el entorno resultan ser herramientas esenciales para la consecución de los objetivos: no se busca que el alumnado coma o se lave, sino que desarrolle competencias de aprendizaje permanente a partir de su cotidianidad. La intervención educativa en estas rutinas escolares queda diseñada otorgando al educando un papel protagonista y activo en todo momento. Su participación se hace imprescindible, rompiendo con el modelo tradicional y asistencialista en el que el alumnado es un mero receptor de atenciones, pasando a ser un sujeto que, más allá de colaborar, construye su propio hábito mientras entrena en la toma de decisiones. La persona adulta diseña una experiencia de aprendizaje activo, donde orienta y acoge los éxitos de las tareas desempeñadas por el alumnado sin pretender un ritmo homogéneo en el grupo, sino adaptándose a las necesidades y demandas individuales, respetando el marco de los principios del Diseño Universal para el Aprendizaje como clave para desarrollar los procesos mentales superiores.

El contexto educativo actual presenta una necesidad de adaptar las metodologías de enseñanza a las demandas de una sociedad en constante cambio. La Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE), número 3/2020, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 23 de diciembre de 2020, pretende impulsar un enfoque educativo basado en las competencias, promoviendo así una educación más inclusiva y equitativa. En este marco, las metodologías activas, y en particular el Aprendizaje Cooperativo, se presentan como estrategias efectivas para mejorar la calidad educativa. El Aprendizaje Cooperativo fomenta el desarrollo de habilidades sociales y cognitivas esenciales para la formación integral de los educandos. Además, esta metodología no solo busca mejorar el rendimiento académico, sino que también contribuye a la cohesión social y a la inclusión de todos los educandos, atendiendo en todo momento a las necesidades individuales del grupo/clase. Para justificar las potencialidades que proporciona el Aprendizaje Cooperativo, se ha realizado un estudio longitudinal con una muestra total de 148 educandos de 1º y 2º de Educación Primaria. Este estudio incluye un grupo control y un grupo experimental. La investigación consta de tres grandes fases siendo la primera de ellas la recogida de datos a partir de pruebas estandarizadas y cuestionarios, pudiendo así obtener la información inicial sobre el punto de partida de los grupos en cuanto a las funciones ejecutivas, los estilos de aprendizaje, así como las necesidades del alumnado. La segunda fase se basa en la implementación de la metodología propuesta únicamente al grupo experimental. Finalmente, se recogen nuevamente los datos de ambos centros para realizar un análisis comparativo, y valorar si la evolución que ha tenido el alumnado se debe a la metodología propuesta, así como si dicha estrategia favorece el desarrollo integral.

La educación contemporánea enfrenta una transformación significativa hacia un enfoque más global e integrador, donde el aprendizaje memorístico pierde relevancia frente a la participación del alumnado. Este cambio es esencial para mantener la conectividad entre estudiantes y docentes, siendo la comunicación un elemento clave en el proceso educativo. En este contexto, la evaluación educativa se convierte en un componente fundamental, promoviendo un aprendizaje consciente basado en la experiencia (Dewey, 2009). El presente estudio tiene como objetivo resaltar la importación de la autoevaluación educativa para mejorar del proceso de aprendizaje, fomentando la responsabilidad del alumnado hacia su mejora personal y autorrealización. La metodología utilizada es a través del uso de literatura infantil, con los cuentos “Movimiento y Color para aprender” (Ponce, 2023) y las herramientas de autoevaluación para aprender de forma consciente e integral con el Cuaderno de Autoevaluación Movimiento y Color para aprender (Ponce, 2022). Los resultados revelan que la autoevaluación educativa a través de los cuentos que se utilizaron en este estudio, favoreció que el alumnado fuese más consciente de su aprendizaje y, a su vez, de sus necesidades. Las herramientas, aplicadas en este estudio, favorecieron que los alumnos realizaran cambios en la percepción, sobre su forma de comunicarse y sobre sus necesidades personales. Por lo tanto, el estudio explica que las herramientas humanizan el proceso de aprendizaje cuando se utilizan desde un modelo educativo integral para la toma de consciencia del alumnado sobre sí mismo durante el proceso de aprendizaje.